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viernes, 13 de diciembre de 2013

Fiestas decembrinas. Tradición muy viva

Teresa Moreno H.

Un año más y las fiestas decembrinas se acercan. Todo el colorido navideño luce esplendoroso. En México ya muchas personas se preparan para celebrar estas fechas derrochando espíritu, creatividad y nostalgia. Nuestras tradiciones son muy bonitas. Algunas casas, comercios y  parques lucen los adornos  de esta temporada: los arbolitos, las multicolores luces navideñas, los nacimientos, etc. ¡Qué hermoso espectáculo!

Nota: algunas  imágenes obtenidas gracias a la gentileza de los jóvenes del Tianguis Navideño ubicado en la avenida  Alfredo del Mazo Toluca, Estado de México que nos permitieron tomar fotografías de su negocio. Nuestro agradecimiento.

¿Navidad prehispánica?

¿Celebraban los aztecas la navidad? Algunos historiadores y especialistas en la cultura prehispánica de México  nos dicen que sí.
Se ha sabido que los aztecas   celebraban en el mes de diciembre el nacimiento del Dios Huitzilopochtli, coincidiendo con el día que celebramos la Navidad en la actualidad. Por la noche, y hasta el día siguiente, se celebraba en todas las casas ese nacimiento; en este, los mexicas obsequiaban a todos sus invitados deliciosas y abundantes comidas e ídolos pequeños, los cuales eran elaborados con hojas de maíz azul, tostado y molido, que mezclaban con miel negra de maguey.
De acuerdo con el calendario náhuatl, que tenía 365 días, en el primer día del Panquetzaliztli  (que significa “levantamiento de las Banderas”) del 15º  mes se llevaba a cabo un culto en honor a Huitzilopochtli (el Niño Sol) el cual correspondía a cada 21 de diciembre, y con ello celebraban su nacimiento.
Los aztecas creían que al morir el Niño Sol, después de haber recorrido la bóveda celeste y llegar a Mictlán (lugar de los  muertos), se transformaba en colibrí para regresar de este modo al origen.


 Celebración navideña ayer y hoy

La celebración navideña, aunque conserva su esencia, ha ido cambiando en distinta medida a través de los años. Antes cuando no existían en los comercios los arbolitos navideños sintéticos ni la venta de pinos naturales, las personas acostumbraban ir al campo donde recolectaban estratos abundantes de musgo que se hallaban en las rocas y troncos,  o  colectaban madejas de pastle (paxtle), polvo de aserrín, epifitas llamadas gallitos y sobre todo  una rama grande de algún árbol. Esta rama grande la colocaban en una cubeta con tierra y  era adornada  con objetos sencillos que se elaboraban en casa, tales como los farolitos de papel china, las cajitas de regalo con su  moño, estrellitas de cartón, etc.; en las casas que contaban con  árboles en su patio se procedía a rodearlas con piedras de río, las que se pintaban con pintura blanca de cal al igual que el tronco del árbol; luego se adornaba con pelo de ángel, con foquitos de colores y con los materiales recolectados, que se completaban con los adornos caseros antes descritos.
Por otra parte, se centraba la atención en poner un nacimiento que destacara a la vista de nuestros visitantes, por lo que  también las familias  se esmeraban en construir los  jacalitos o casitas de nacimiento que se construían con  varas y paja de palma.



En la actualidad, aunque la esencia es la misma, no se puede dejar de ver que el aspecto material priva por sobre el espíritu de la tradición, al igual que el afán consumista. Un ejemplo de esto es que hoy en día hasta el más humilde de los hogares  luce un pino sintético, adornos artificiales de fábrica, los portalitos también son ya de fábrica, ya casi nadie se toma la tarea de realizar todo este proceso ritual de adornar y preparar las cosas por uno mismo como era la costumbre, esto con el fin de inculcar ese espíritu en las generaciones siguientes; por contrario, tal pareciera que intentáramos sembrarles el espíritu mercantil y consumista, ya que ese es el mensaje que justamente les estamos dando –lo más importante para la celebración es comprar cosas, muchas cosas, lo que sea…, no te molestes en hacer... comprando proyectas abundancia y felicidad-. Es importante entonces cambiar ese patrón que erradamente se ha ido inculcando y conseguir en el comercio las cosas que realmente nos son necesarias y no comprar por ego,por costumbre o porque todos compran en esta época .
No importa como adornemos nuestro hogar, lo importante es como adornamos nuestro ser espiritual y dar más importancia a la unión y convivencia para que persista la verdadera tradición.
Las posadas, la rama, los villancicos, el viejo y demás celebraciones decembrinas nos esperan. ¡Felices fiestas!

Referencias:

1.- Ivars, M., “La Navidad Azteca”, blogs.ua.es/mundoazteca, 2-diciembre-2012, <http://blogs.ua.es/mundoazteca/2012/12/02/la-navidad-azteca/>, 11-diciembre-2013

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