Teresa Moreno H.
Un año más y las fiestas decembrinas se acercan. Todo el
colorido navideño luce esplendoroso. En México ya muchas personas se preparan
para celebrar estas fechas derrochando espíritu, creatividad y nostalgia. Nuestras
tradiciones son muy bonitas. Algunas casas, comercios y parques lucen los adornos de esta temporada: los arbolitos, las
multicolores luces navideñas, los nacimientos, etc. ¡Qué hermoso espectáculo!
¿Navidad prehispánica?
¿Celebraban
los aztecas la navidad? Algunos historiadores y especialistas en la cultura
prehispánica de México nos dicen que sí.
Se ha sabido
que los aztecas celebraban en el mes de
diciembre el nacimiento del Dios Huitzilopochtli,
coincidiendo con el día que celebramos la Navidad en la actualidad. Por la noche, y
hasta el día siguiente, se celebraba en todas las casas ese nacimiento; en
este, los mexicas obsequiaban a todos sus invitados deliciosas y abundantes
comidas e ídolos pequeños, los cuales eran elaborados con hojas de maíz azul,
tostado y molido, que mezclaban con miel negra de maguey.
De acuerdo
con el calendario náhuatl, que tenía 365 días, en el primer día del Panquetzaliztli (que significa “levantamiento de las Banderas”)
del 15º mes se llevaba a cabo un culto
en honor a Huitzilopochtli (el Niño
Sol) el cual correspondía a cada 21 de diciembre, y con ello celebraban su
nacimiento.
Los aztecas
creían que al morir el Niño Sol, después de haber recorrido la bóveda celeste y
llegar a Mictlán (lugar de los muertos), se transformaba en colibrí para
regresar de este modo al origen.
La celebración navideña, aunque conserva su
esencia, ha ido cambiando en distinta medida a través de los años. Antes cuando
no existían en los comercios los arbolitos navideños sintéticos ni la venta de
pinos naturales, las personas acostumbraban ir al campo donde recolectaban
estratos abundantes de musgo que se hallaban en las rocas y troncos, o
colectaban madejas de pastle (paxtle), polvo de aserrín, epifitas
llamadas gallitos y sobre todo una rama
grande de algún árbol. Esta rama grande la colocaban en una cubeta con tierra
y era adornada con objetos sencillos que se elaboraban en
casa, tales como los farolitos de papel china, las cajitas de regalo con
su moño, estrellitas de cartón, etc.; en
las casas que contaban con árboles en su
patio se procedía a rodearlas con piedras de río, las que se pintaban con pintura
blanca de cal al igual que el tronco del árbol; luego se adornaba con pelo de
ángel, con foquitos de colores y con los materiales recolectados, que se
completaban con los adornos caseros antes descritos.
Por otra parte, se centraba la atención en poner un
nacimiento que destacara a la vista de nuestros visitantes, por lo que también las familias se esmeraban en construir los jacalitos o casitas de nacimiento que se construían
con varas y paja de palma.
En la
actualidad, aunque la esencia es la misma, no se puede dejar de ver que el
aspecto material priva por sobre el espíritu de la tradición, al igual que el
afán consumista. Un ejemplo de esto es que hoy en día hasta el más humilde de
los hogares luce un pino sintético,
adornos artificiales de fábrica, los portalitos también son ya de fábrica, ya casi
nadie se toma la tarea de realizar todo este proceso ritual de adornar y
preparar las cosas por uno mismo como era la costumbre, esto con el fin de
inculcar ese espíritu en las generaciones siguientes; por contrario, tal
pareciera que intentáramos sembrarles el espíritu mercantil y consumista, ya
que ese es el mensaje que justamente les estamos dando –lo más importante para la celebración es comprar cosas, muchas cosas, lo que sea…, no te
molestes en hacer... comprando proyectas abundancia y felicidad-. Es importante entonces cambiar ese patrón que
erradamente se ha ido inculcando y conseguir en el comercio las cosas que realmente nos son necesarias y no comprar por ego,por costumbre o porque todos compran en esta época .
No importa como adornemos nuestro hogar, lo importante es
como adornamos nuestro ser espiritual y dar más importancia a la unión y
convivencia para que persista la verdadera tradición.
Las posadas, la rama, los villancicos, el viejo y demás
celebraciones decembrinas nos esperan. ¡Felices fiestas!
Referencias:
1.- Ivars, M., “La
Navidad Azteca”, blogs.ua.es/mundoazteca, 2-diciembre-2012, <http://blogs.ua.es/mundoazteca/2012/12/02/la-navidad-azteca/>, 11-diciembre-2013
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